Los crecientes hábitos de consumo saludables y la mayor demanda de alimentos frescos y congelados en todo el mundo contribuyen y contribuirán a impulsar todos los segmentos de la cadena de suministros refrigerados. Así lo creen sus actores, que observan como la demanda de ciertos perecederos ligados a este tipo de consumo ha ayudado a mantener el crecimiento de los volúmenes reefer a nivel global tras la pandemia, un crecimiento que se espera que se sostenga a pesar de los matices de un 2022 más retraído. “Hay un crecimiento de la demanda en los últimos años, y en el sector logístico hay cada vez más necesidad de mover productos relacionados con esa tendencia, ya sean productos saludables, alimentos frescos o alimentos congelados”, afirma el director ejecutivo de Cold Chain Federation UK, Shane Brennan, quién añade que “aunque actualmente vivimos un momento de disrupción en la demanda general por la inflación o las contracciones que arrastramos desde la pandemia, está claro que ese será un ámbito de inversión segura para los próximos cinco a diez años”.
La inversión se despliega, en gran medida, sobre la pata marítima del reefer, ya que el tráfico por mar de perecederos supone hasta el 46% del comercio global de estas mercancías -según estimaciones de la consultora británica Drewry- y en la mayoría de casos se trata de mercancías que requieren sistemas de transporte refrigerado para cruzar las aguas o transicionar en los puertos. Ejemplo de ello es la compañía de arrendamiento de contenedores -y contenedores refrigerados- SeaCube, donde no se duda del buen desempeño que le espera al tráfico marítimo de estos productos y del crecimiento en su producción. “En términos generales, podemos hablar de un crecimiento que se está acelerando ahora mismo y que tiene que ver principalmente con productos como la fruta y los vegetales frescos”. Esta tendencia provoca “un efecto en la demanda de contenedores refrigerados”, augura el director comercial de la firma norteamericana, Gregory Tuthill.
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